No puedo creer que siempre suceda lo mismo con Pete: ¿cómo puede hacerme 17 aces en un juego como este? ¡Era una exhibición! ¿Por qué las cosas con él siempre tienen que ser tan difíciles? ¡Parece que nunca nos vamos a poner de acuerdo en nada...!".
Ese fue parte del resumen que Andre Agassi, el 'chico malo de Las Vegas', le hizo, entre risas, a su esposa, la ex tenista Steffi Graf, desde su teléfono celular, minutos después del juego de exhibición que sostuvo con Pete Sampras, su eterno rival, el pasado viernes en el Coliseo El Campín, de Bogotá.
El juego ya era historia. Sampras había ganado 6-4, 6-3 y la sorpresa de Agassi también era cosa del pasado cuando, luego del duelo, llegó a la fiesta de despedida del encuentro, entre la música, los aplausos y los flashes de las cámaras fotográficas de varios de los 400 asistentes a una zona reservada del restaurante Andrés Carné de Res, en Chía (al norte de Bogotá).
A las 11:40 p.m., se paralizó el lugar, cuando, al son del 'El Escorpión', un vallenato que interpretó la papayera de músicos disfrazados del lugar: "Yo vengo de la montaña, ajá, ¡cómo no! A gozar a la ciudad, ajá, ¡sí, señor! Con mi negra en la cabaña, ajá, ¡cómo no! Y el burro en el corral, ajá, ¡sí, señor!".
Bajo una lluvia de papel picado, con los colores de la bandera de Colombia, Agassi no terminaba de ser acomodado por los escoltas en su mesa cuando la actriz y ex Señorita Colombia del 2000, Andrea Nocetti, al mejor estilo de la congresista Lucero Cortés con el príncipe de Asturias en la posesión del presidente Juan Manuel Santos, se hizo tomar su foto con la leyenda del tenis.
Andre fue el último del grupo de estrellas en llegar: el célebre, pero siempre serio Pete Sampras, la hermosa rusa Anna Kournikova, la ex Playboy Ashley Harkleroad y las introvertidas hermanas checas Karolina y Kristina Pliskova, a las que su padre les permitió probar el aguardiente por insistencia del ex tenista venezolano Nicolás Pereira. "A todos, menos al serio de Pete, les di a probar aguardiente", contó.
Sampras estuvo cerca de una hora en el lugar, antes de marcharse para subir a su avión privado rumbo a Los Ángeles (la organización pagó 40.000 dólares de los 60.000 que costó poner a volar el aparato ida y vuelta).
El ganador de 14 grand slam de la ATP ya había devorado un filet mignon, con tomates rellenos, puré de papá, Coca-Cola light y una arepa de choclo -el mismo menú que Agassi comió después-.
Kournikova, que 'picó' papitas criollas y empanadas, compartió con Pete una ensalada, cuyo queso, verduras mixtas asadas y demás ingredientes quedaron casi intactos, luego de un par de bocados de la rusa que, durante su encuentro con la prensa en la mañana del viernes, dijo: "¿Qué cosas han dicho de mí las revistas del corazón? ¡Todas! -aseveró en español- Dicen, cada mes, que estoy embarazada -continuó en inglés-. Creo que ya debería tener más de diez hijos (risas)".
En el restaurante bar ninguno de los tenistas bailó. Anna se puso una de las coronas de cartón y la banda 'presidencial' de papel que se reparte a los comensales, y alcanzó a posar mandándole un beso a un compañero de mesa que le disparó una foto.
Sin embargo, cuando varios asistentes apuntaron su cámara hacia ella, de inmediato, y con rapidez, se quitó el disfraz en un santiamén.
La estadía de estas grandes figuras del deporte mundial no se redujo a la exhibición en el Coliseo El Campín. Desde el martes pasado, con la llegada de Harkleroad y de su esposo, el ex tenista Chuck Adams, Ashley fue la primera en recorrer Bogotá.
"No pensé que hiciera tanto frío", dijo. De su visita a Colombia, la bella Ashley no sólo se llevó un buen recuerdo, también recargó su equipaje con las blusas, chaquetas, pantalones, bluyines y sacos que compró en el almacén Zara, de la 'Zona Rosa'. Allí se gastó 2,5 millones de pesos.
Chuck, por su parte, fue hábil al regatear con vendedores ambulantes de relojes y gafas de imitación, en la Zona T. Al final, luego de una 'minisubasta', adquirió un 'Rolex' de 20 dólares y unas gafas 'Ray Ban', que regaló a Ashley, de 10 dólares. "Happy birthday, honey! (feliz cumpleaños, cariño)", le dijo a Harkleroad al entregarle los anteojos, mientras ella, asombrada, le preguntaba por el precio. Luego de enterarse del costo y de su procedencia, dijo: "¿Quién lo va a notar? ¡Son perfectas, cariño!".
Fin de la fiesta
En Andrés Carné de Res la rumba continuó y, en medio de papas criollas, empanadas y chicharrones, las figuras del tenis comenzaron a marcharse.
A la 1:13 minutos de la madrugada, el lugar se fue quedando sin las estrellas de la noche. Agassi -último en irse, junto a Kournikova-, en su jocoso y carismático estilo, mientras salía, concedió fotos y autógrafos a quien se los pidió: nunca le negó uno a nadie en ningún momento.
Andre posó el jueves junto al famoso Juan Valdez y hasta en helicóptero llegó el viernes, con Sampras, al Club Los Arrayanes a dictar una clínica para niños.
No obstante, dos colombianos se quedarán con un imborrable recuerdo de su sencillez: un jovencito con síndrome de down, aficionado al tenis, que lo visitó en el hotel y recibió un cálido abrazo en su silla de ruedas, y un hombre que, tras llevarle un afiche de hace 15 años, cuando Agassi tenía una larga cabellera, le causó sorpresa y le robó una sonrisa al gran ídolo del tenis mundial.
De paseo por Bogotá
Las hermanas Pliskova, Karolina y Krystina, visitaron el santuario de Monserrate y los Museos del Oro y Nacional.
Ashley Harkleroad y su esposo, Chuck Adams, cenaron
en el restaurante San Isidro (también en Monserrate).
Andre Agassi visitó Harry's Bar, en la 'Zona G'.
Pete Sampras y Anna Kournikova fueron los únicos del grupo que no fueron a ningún sitio turístico de la ciudad.
JIMMY MONTES
REDACCIÓN DE DEPORTES
F eltiempo.com
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