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El técnico del equipo femenino Sub-20 fue un gran jugador, pero nunca debutó en la A
Un día la vida le tendió una encrucijada a Ricardo Rozo: se olvidaba por completo de las canchas y seguía en sus labores de oficinista, tras haber colgado los guayos y, con ellos, su sueño de haber sido jugador profesional o, dejando atrás el qué dirán, se vinculaba al fútbol femenino.
Y fue esa difícil decisión, afortunada para el fútbol de mujeres del país, la que le cambió la vida a Rozo, hoy técnico de la Selección Colombia Sub-20 de fútbol femenino, que jugará el próximo jueves (11:30 a.m. hora colombiana), frente a Nigeria, por un cupo a la gran final del Mundial de Alemania.
"Fue algo que pensé mucho. Toda la vida luché por ser jugador profesional, era mi gran sueño, pero hoy me doy cuenta que ese no era el plan de Dios para mí. Fue difícil decirle adiós a ese anhelo, más cuando mucha gente, conocida y desconocida, decía que yo era una gran volante '10'", contó Rozo, de 40 años.
"Cuando me retiré, ya estaba cercano a los 30 años, y un amigo me vinculó a su empresa para que, además de trabajar en su oficina, jugara con su equipo aficionado. Hoy, confieso que no me veía metido ocho horas en una oficina. ¡Estaba desesperado! (Risas)", agregó.
Pasó por Millonarios, club en el que nunca jugó un partido en la A, Academia, Girardot, Cóndor y Soacha (todos de la Primera B). Sin embargo, convencido de lo que quería para su futuro, Rozo aceptó la oferta de dirigir un club femenino en la Liga bogotana.
"No fue fácil. Confieso que muchos amigos del fútbol, que conocí a lo largo de mi carrera como jugador, se burlaron de mi decisión: '¿Cómo así que te vas a poner a dirigir 'viejas'?, ¿estás loco, 'Richy'?', me dijeron algunos ex compañeros del fútbol", reveló el técnico del equipo colombiano, que ha sido dos veces campeón nacional con la Selección de Bogotá y subcampeón con Colombia en el pasado Suramericano en Bucaramanga.Ahora, cuando está haciendo historia en el Mundial alemán, Ricardo tiene claro a quiénes agradecerle el apoyo y el respaldo: "Siento agradecimiento con Dios por el respaldo para mi carrera como técnico. Mi familia (padres y hermanos) está muy feliz por todo lo que me está pasando.
Ellos que conocen mis caminos, mis pasos, mis sufrimientos y han estado conmigo y me han apoyado siempre".'Son unas verracas'Luego de la demostración de jerarquía y de talento en los cuartos de final contra Suecia, el DT nacional se mostró nostálgico con la respuesta de sus dirigidas. "Verlas crecer, tanto personal como profesionalmente, es un proceso muy lindo. Las conocí siendo niñas y hoy son unas jovencitas muy verraquitas. Con muchas de ellas tengo una amistad que trasciende lo deportivo.
Por eso, esto es un grupo bonito, sólido, de amigos", señaló el entrenador.Y en la intimidad de su habitación, Ricardo se traza metas, hace un balance de sus triunfos y derrotas, y sabe qué quiere a corto y largo plazo: "Cuando estoy solo y veo en dónde estoy hoy, recuerdo de dónde vengo y todo lo que pasé para llegar aquí, y le doy gracias a Dios.
Ahora, pensamos en Nigeria. Queremos ser campeones y, por qué no, llegar a los Olímpicos".
El fútbol parecía haberle dado la espalda a Rozo, pero hoy le sonríe muy lejos de casa.
JIMMY MONTESREDACCIÓN DE DEPORTES
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