sábado, 17 de julio de 2010

El uruguayo Diego Forlán, mejor jugador del Mundial de Sudáfrica 2010, heredó la gloria

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Su padre y su abuelo fueron futbolistas y él llegó mucho más lejos: fue el mejor jugador del Mundial de Sudáfrica-2010 para la Fifa. Y eso que al comienzo quería jugar al tenis.

Diego Forlán Corazzo, el mejor jugador del Mundial de Sudáfrica 2010 pudo haber sido tenista, pero resultó ser mucho más fuerte la herencia familiar. El futbolista uruguayo más famoso por estos días, además, tuvo que irse de su país para triunfar, sin jugar un sólo minuto en el torneo en el que creció su pasión.
De niño pasaba horas y horas con la raqueta en la mano. De hecho, en el Carrasco Lawn Tennis Club, donde comenzó su acercamiento con el deporte, llevaba implementos para ambos deportes, y el muro que se usa para entrenar en el tenis le sirvió para perfeccionar su técnica, de la mano de su padre.
La influencia familiar le cambió el destino. Su abuelo materno, Juan Carlos Corazzo, fue jugador de Independiente, de Argentina, en la década de 1930, y además fue el entrenador de la Selección de Uruguay en la Copa América de 1959, que ganó, y en el Mundial de Chile, en 1962.
Su padre, Pablo Forlán, fue un histórico defensor de Peñarol, con el que ganó la Copa Libertadores en 1966, y también tuvo un destacado paso por Sao Paulo de Brasil, además de haber hecho parte de los planteles de Uruguay en los Mundiales de Inglaterra-1966 y Alemania-1974. A Corazzo y a Forlán padre los cruzó el fútbol en 1967. El primero, como DT, y el segundo, como jugador, lograron ganar la Copa América de ese año.
La doble herencia en la sangre hizo que Diego se enrolara en las divisiones menores de Peñarol, club del cual es fanático. Su padre le llevaba las cuentas de los goles que marcó de niño: entre los 5 y los 12 años hizo más de 300, según confesó en una entrevista con El Gráfico, de Argentina. Pero eso no parecía suficiente: un técnico decidió dejarlo de lado. También probó en Danubio, sin suerte.
Su padre aprovechó la amistad con José Omar Pastoriza, ex técnico de Millonarios y que entonces trabajaba en Independiente, para pedirle que le diera la oportunidad a Diego, que ya tenía 17 años. Allá comenzó su carrera en grande, sin jugar un sólo partido en el fútbol uruguayo. César Luis Menotti, técnico campeón mundial con Argentina en 1978, lo hizo debutar el 25 de octubre de 1998, en un partido contra Argentinos Juniors.
En Argentina, si bien no pudo ganar un título, se destacó. Marcó 39 goles en 91 juegos y el técnico de la Selección en ese entonces, Víctor Púa, le dio confianza y lo llevó al Mundial de Corea-Japón 2002. Y le quedó de herencia el apodo de 'Cachavacha', bautizado así por dos compañeros de Independiente, José Luis Toresani y Francisco Guerrero, que lo comparaban con una bruja que llevaba ese nombre y que aparecía en una tira cómica llamada Hijitus, elaborada por Manuel García-Ferré, el mismo creador de Petete.
Fue transferido a uno de los grandes equipos del mundo, el Manchester United, en enero de 2002. Llegó allí de carambola, porque su destino inicial era el Middlesborough, pero cuando aterrizó en Inglaterra, en vez de seguir la ruta hacia Newcastle, terminó en el club más poderoso de la liga en ese entonces.
No fue muy afortunado su paso de Forlán por el fútbol inglés, más allá de haber ganado la Liga Premier en la temporada 2002/2003 y de haber marcado 17 goles en 96 partidos.
Todo terminó en el 2005, luego de un incidente con el entrenador, sir Alex Ferguson, durante un partido contra el Chelsea. Forlán acostumbraba a usar guayos con tacos de goma y Ferguson ya le había advertido que se pusiera otros con taches de aluminio, para evitar que se resbalara. No le hizo caso. En ese juego, tuvo una opción para anotar, pero se resbaló y falló.
Para que el DT no se diera cuenta, salió corriendo para el camerino a cambiarse los zapatos al terminar el primer tiempo, pero Ferguson llegó antes, lo sorprendió y lo insultó. Fue su último partido, antes de que llegara al país donde dio lo mejor de su fútbol: España.
Dos botines de oro
Pasar del Manchester United, uno de los clubes más populares del mundo, dos veces campeón de Europa hasta ese momento, al Villarreal, un equipo pequeño que hasta 1997 nunca había actuado en la primera división, parecía un retroceso gigante en la carrera de Forlán. Él mismo se encargo de que tanto él como su nueva escuadra tuvieran el lugar que se merecían.
Mientras hacía todos los esfuerzos para llevar a Uruguay al Mundial de Alemania-2006, comenzó a romper redes y a hacer historia, al punto que hoy en día es el máximo anotador de la historia del Villarreal, con 54 goles en 106 partidos. En su primera temporada fue goleador del campeonato y además, el Botín de Oro de Europa, con 25 goles, empatado con el francés Thierry Henry. Pero el pasaje a Alemania no lo pudo refrendar, a pesar de haber marcado seis goles en la eliminatoria. Por ahora, seguía con la frustración de haber jugado apenas 45 minutos en el 2002...
Uno de los grandes de España, el Atlético de Madrid, puso 23 millones de euros para contratarlo, a mediados de 2007. De nuevo, parecía una apuesta arriesgada, pues el Villarreal había terminado de quinto y por primera vez lograba cupo directo para la Copa Uefa, mientras el Atlético sobreaguaba en la mitad de la tabla, en una de esas crisis que parecen eternas, y además no era campeón desde 1996. Al comienzo le costó, pero de nuevo comenzó a dar resultados: en la temporada 2008/2009 volvió a conseguir el Botín de Oro de Europa, con 32 goles. "Por suerte pude completar el par", declaró en su momento, entre risas.
La temporada 2009/2010 resultó la más productiva para el Atlético, que, de la mano de Forlán, autor de los dos goles, ganó la Liga de Europa al vencer 2-1 al Fulham de Inglaterra. Ese resultó ser apenas el preámbulo para el gran Mundial de Forlán en Sudáfrica.
Las horas al frente del frontón de tenis, los sufrimientos para no quedarse fuera del fútbol porque en su país no lo consideraban bueno y su talento para dejar arqueros en el piso y balones dentro de los arcos tuvieron una recompensa en la Copa del Mundo. Si bien empató con el alemán Thomas Müller, el español David Villa y el holandés Wesley Sneijder, no le dieron el premio al goleador del torneo. Lo que sí logró fue que la Fifa lo escogiera como el mejor jugador del torneo, luego de una actuación que ni él mismo soñó, pues nadie imaginaba que Uruguay pudiera llegar a las semifinales.
"Al estar nominado, esperaba a ver qué pasaba, sobre todo después de los rumores que había sobre que podía ganarlo, pero nadie decía nada. Entonces, recibí un mensaje de un amigo de Buenos Aires: "Felicitaciones, sos Balón de Oro". Después me llamó mi representante y ahí ya estaba confirmado. Empecé a recibir otros llamados y de pronto cayeron todos mis compañeros a la habitación. Cuando me quise dar cuenta, ¡ya me habían tirado a la piscina del hotel!", declaró Forlán a la página oficial de la Fifa.
Ahora, a los 31 años, le llueven de nuevo las ofertas. Juventus quiere llevarlo a Italia. Nada mal para un tenista frustrado.
POR JOSÉ ORLANDO ASCENCIO

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